Saturday, March 12, 2011

FUNCIONES DEL CAPELLAN QUE PROMUEVEN LA PAZ DESPUES DE UN DESASTRE



By Dr. Joseph O. Prewitt Díaz[1]

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. (Mateo 11:28-30)

Ayer en la mañana, me levante como todos los días a las 5:00 AM para comenzar mis devociones diarias. Encendí la TV unos momentos en lo que calentaba el café. Grande fue mi sorpresa, al darme cuenta que un sismo y tsunami habían afectado a Japón. No tardo el teléfono a sonar.  Algunas llamadas era para saber si ya me habían llamado para el operativo, otras era para ver si tenia mas información de lo que proveía WAPA, y aun otros expresaban si temor y pedían oración.
Reflexionada sobre lo que me estaba sucediendo y me di cuenta que cuando trabajamos en desastres dedicamos nuestra vida a otras personas, a aquellos que son afectados directa o indirectamente por un desastre. El capellán, al aceptar su función, hace un libre compromiso consigo mismo y con Dios que va a ejercer su función en forma desinteresada.
En forma vicaria nos convertimos en compañeros en el dolor ajeno, somos participes del viaje que la otra persona esta llevando a cabo, estamos ahí para proveer nuestro hombro para que la otra persona pueda descansar y ofrecemos nuestros oídos para escuchar las penas que la otra persona quiera compartir.
Debemos tener cuidado  hagamos uso equivoco de nuestra vida vicaria. Esto ocurre en dos momentos: (1) nos hacemos nosotros absolutos y (2) hacemos a la otra persona absoluta. En el primer caso al presentarnos como los conocedores absolutos podemos incurrir en tiranía y opresión de los sentimientos que se comparten con nosotros, las conductas que se exhiben, o las acciones de los otros. En este caso tenemos que reconocer que solamente las personas caritativas pueden actuar responsablemente.  En el segundo caso el bienestar de la persona, por la cual soy responsable, tiene mi atención absoluta, sin recordar mis responsabilidades ante mi entorno, mi familia, y mi Cristo.  En ambos casos el origen, la esencia, y la meta de una consejería pastoral responsable se pone a un lado.
Recordemos en aquellos momentos en que los desastres nos llevan a servir que nuestra función fundamental como Capellanes esta basada en la enseñanza de Jesucristo: “vengan los que están cargados de tensión y estrés y yo te escuchare y te daré mi hombro para que puedas descansar. Tenemos que aprender que mientras ayudamos a otros, lo hagamos con humildad en nuestro corazón y nuestras acciones”.


[1] El Dr. Prewitt Díaz es psicólogo pastoral y consejero espiritual. Fue recipiente de el Premio Internacional Humanitario. Es miembro de la Primera Iglesia Bautista de Cayey, Puerto Rico

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